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Grafología: la grafomotricidad en el proceso de la escritura
Ornella Ragionieri

Frente a la pandemia que se está atravesando, pueden observarse las consecuencias tanto a nivel cognitivo, como emocional que influyen directamente en el desarrollo de los niños. Asimismo, cabe destacar el papel protagónico que la tecnología ha obtenido (incrementada en pandemia) desde temprana edad; obstaculizando el proceso de alfabetización.

Entonces, se pueden hablar de dos tipos de factores: en primer lugar, el factor contextual, que es la situación sanitaria que impone si o si a la virtualidad en materia de enseñanza-aprendizaje; y por otro lado el factor emocional que va de la mano del anterior, debido a la falta de vínculos, y el aumento de la desmotivación que llevan a una calidad precaria de la motricidad fina y como resultado, una mala calidad en lo que respecta al desarrollo de la escritura.

Muchos se preguntarán: ¿Qué es la grafomotricidad? La grafomotricidad, es el movimiento coordinado que deben hacer antebrazo, muñeca, mano y dedos, cuando se escribe o dibuja. La palabra se compone de "grafo" (escritura) y "motriz" (movimiento); y permite al niño la adquisición de destrezas motoras, que servirán para el desarrollo de la escritura. Para lograr las destrezas motrices, se inicia por el trazo libre ayudando a que el niño domine el espacio y obtenga fluidez en los trazados, para luego avanzar hacia trazos más dirigidos y complejos que implican mayor precisión (por ejemplo, los ejercicios de unir puntos trazando líneas, realizar círculos, bucles, entre otros). Sin embargo, para lograr fluidez en los trazos, es primordial lograr fluidez en el uso de los distintos útiles; es decir, en primer lugar, se empieza manipulando aquellos que son más gruesos (esponjas, tizas, pinceles, crayones) y luego se va progresando al uso de marcadores y en última instancia los lápices que son los útiles más finos; con el fin de perfeccionar los movimientos de la mano y dedos.

En conjunto a lo anteriormente mencionado, también son importantes los ejercicios de desplazamiento en el espacio gráfico (la hoja) en consonancia con la coordinación viso-espacial del cuerpo: realización de trazos de izquierda- derecha (trazos horizontales), y de arriba-abajo (trazos verticales), hasta llegar a la imagen motriz más compleja de las letras, y posteriormente de las palabras en última instancia.

Para lograr el desarrollo grafomotor, son necesarias las técnicas de aprestamiento. Estas consisten en diferentes plantillas que van desde lo más sencillo, a lo más complejo (teniendo en cuenta las edades de cada niño), y que a su vez son variadas en contenido, para evitar la monotonía y de ese modo mantener la motivación de los más chicos. En lo que respecta a mi opinión, recomiendo los cuadernillos de la colección Grafimanía y Letramanía, de Sally Johnson y Sara Inés Gómez Carrillo, tanto para docentes de nivel inicial y primario.

Teniendo en cuenta que los niños, hoy por la situación de pandemia, pasan más horas en casa que en la escuela, se puede estimular la motricidad fina con simples ejercicios que no requieren de elementos complicados; y de esta manera se reemplaza el uso de los dispositivos (celulares, tablets, computadoras) que forman parte de la vida cotidiana de los más pequeños, pero además se los mantiene entretenidos y ejercitados.

Por lo tanto, algunas actividades sugeridas pueden ser:
" Modelar bolitas de distinto tamaño, con plastilina.
" Lanzar objetos, tanto con una mano como con la otra, intentando insertar en una caja.
" Enroscar y desenroscar tapas.
" Abrochar y desabrochar botones.
" Repartir cartas.
" Cortar con los dedos pedacitos de papel (o con tijera si es un niño más grande).
" Mover las dos manos simultáneamente hacia arriba, hacia abajo, en movimiento circular.
" Llevar uno o más objetos en equilibrio en la palma de la mano, primero en una mano, después en las dos.
" Abrir y cerrar los dedos de la mano, primero simultáneamente, luego alternándolas y aumentar la velocidad progresivamente.
" Juntar y separar los dedos.
" Tocar cada dedo con el pulgar de la mano correspondiente, aumentando la velocidad.
" Con la mano cerrada, sacar los dedos uno detrás de otro, empezando por el meñique.
" Con las dos manos sobre la mesa, levantar los dedos uno detrás de otro, empezando por los meñiques.

Para finalizar, creo que es importante destacar el rol del grafólogo, como profesional en materia de las destrezas motrices acompañando el desarrollo integral del niño, como así también destacar el trabajo interdisciplinario entre docentes, grafólogos, psicopedagogos, psicomotricistas y psicólogos escolares, aportando cada uno desde su lugar, enriqueciéndose entre los distintos profesionales y logrando una mejor intervención.

*Ornella Ragionieri es Grafóloga Oficial
T.O. N° 00511222
Libro Matriz N° 21 - F N° 195

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